Cuando se extrae o se cae un diente y no se actúa a tiempo se puede perder hueso. Con esto se pierde la oportunidad de hacer una prótesis estética, ya que no se puede colocar un implante dental.
La finalidad de los implantes dentales es que el paciente que ha sufrido pérdida de una o varias piezas dentales goce de una dentadura funcional y lo más cercano posible a una natural.
Los implantes dentales son anclas de titanio colocadas en el hueso debajo de la encía para sostener dientes artificiales cuando faltan los naturales, estos actúan como sustituto de las raíces y forman una base fuerte para estabilizarlos, además de estar hechos a la medida.
Cuando se extrae o se cae un diente y no se actúa a tiempo se puede perder hueso. Con esto se pierde la oportunidad de hacer una prótesis estética, ya que no se puede colocar un implante dental.
El cirujano maxilofacial coloca los implantes en el maxilar de nuestro paciente o en la mandíbula. En algunos casos se deberá colocar una prótesis provisional.
El implante debe quedar completamente fijo al hueso (oseointegración), para que a su vez soporte la prótesis y posteriormente actúe correctamente a nivel funcional y estético. La fijación necesita de algunos meses (entre 3y 6) para completarse.
Cuando el implante se haya integrado por completo al hueso, se colocará la prótesis definitiva, deberá ir cementada o atornillada al diente implantado posteriormente.
El material con el que usualmente se realizan los implantes es en titanio biocompatible, que ofrece resistencia y durabilidad, así como, una propiedad única de fusionarse al hueso.
Una de las propiedades del titanio es que logra la integración del hueso de forma sencilla y muy eficaz, a este proceso se le llama osteointegración.
El implante siempre irá adaptado a las necesidades de cada paciente. En ocasiones es necesario sustituir varias piezas dentales y en otras la sustitución unitaria.